Rocío consigue un alquiler social

Rocío consigue un alquiler social tras permanecer en huelga de hambre frente a la sede de Bankia

Rocío Pérez Regalade es una vecina del barrio de Pueblo Nuevo, madre de dos niñas y de origen peruano. Como muchos inmigrantes, su familia fue insistentemente instigada en los años de «bonanza» de la economía española a hipotecarse para la compra de una vivienda. En el año 2003, Caja Madrid le concedió un préstamo hipotecario de 180.000 euros. Años después, sus circunstancias personales y laborales, tras la ruptura de su matrimonio y el colapso económico que motivó la pérdida de su puesto de trabajo, así como el de millones de trabajadores de este país, le hicieron imposible afrontar el pago de su hipoteca. Las promesas de una vivienda en propiedad por 640 euros al mes (poco más de lo que pagaba de alquiler) fueron dando lugar al desengaño, hasta alcanzar cuotas de más de mil euros mensuales. Asimismo, sufrió diversos problemas de salud, agravados por la tensión a la se vio sometida al enfrentarse a la posibilidad de verse en la calle con su dos niñas.

En varias ocasiones intentó negociar la dación en pago de su vivienda y un alquiler al que pudiera hacer frente. No encontró ningún tipo de respuesta por parte de Bankia, el nuevo conglomerado de entidades bancarias deficitarias rescatado con dinero público. Tampoco encontró solución alguna para su situación por parte de los organismos públicos como el IVIMA o la EMV, destinados en teoría a ofrecer vivienda social a personas de escasos recursos. Hace cerca de un año, con la ayuda de la PAH, consiguió parar su primer intento de desahucio, que se prorrogó para garantizar la escolarización de sus hijas. Sin embargo, el pasado mes, Bankia volvió a intentar ejecutar el lanzamiento hipotecario de su vivienda.

Tras contactar con la Asamblea de Pueblo Nuevo, los compañeros del recientemente creado grupo de vivienda de Ciudad Lineal, en colaboración con la PAH y Asamblea de Vivienda de Madrid, iniciamos una serie de gestiones en su oficina bancaria y, posteriormente, decidimos trasladar nuestras reivindicaciones a la central de Caja Madrid, ubicada en plaza Celenque, con la intención de forzar la negociación de un alquiler social y la condonación de la deuda. Tras varios intentos, en los que solo fuimos recibidos por los responsables de seguridad del edificio, evidenciando cómo los problemas sociales y humanos son para la banca problemas de orden público, Rocío tomó la valiente decisión de declararse en huelga de hambre iniciando una permanencia frente a la central de la entidad, consiguiendo un fuerte apoyo popular y una significativa atención mediática.

Al día siguiente, a tan solo horas del lanzamiento, Rocío, acompañada de un grupo de activistas, consiguió sortear el despliegue de seguridad dispuesto por Bankia y acceder al edificio. Tras horas de espera, identificaciones e intimidaciones por parte de los UIP allí desplegados, se consiguió que Bankia accediese a negociar con un grupo reducido. Ante el temor a una mayor repercusión mediática, el departamento de recuperaciones de Bankia cedió a la presión popular y aceptó las reivindicaciones de Rocío, otorgándole un alquiler asumible por su precaria economía (300 euros) y la condonación de su deuda.

La permanencia de afectados frente a la sede de Bankia que, siguiendo el ejemplo de Rocío, viene desarrollándose en los últimos días, evidencia un cierto cambio de estrategia asumido por el movimiento anti desahucios. Al recrudecimiento de la desesperada situación que suponen los más de 500 desahucios diarios que vienen produciéndose en los últimos meses, se busca responder con un paso a la ofensiva que permita aumentar la presión social y centrar la atención mediática en la inhumanidad de las prácticas de los bancos. Si la banca y el Gobierno continúan dando la espalda a los reclamos de la ciudadanía, los movimientos sociales sabrán responder.